La melancolía es para mí esa gran habitación donde habito, se hizo tan normal en mi vida que hoy es cómplice, es mi espada de Damocles , el ancla que me ata al fondo y no me permite mover, la cadena que no me deja ser libre por unos centímetros, es mi presión antes los demás, es mi caleidoscopio en sepia, es mi sensación de abandono de todos los días, es contra lo que lucho día a día, e intentando salir y ser feliz. Admiro esa gente que puede levantarse rápido de lo que le sucede, los veo como si fueran esos super héroes de los cómics que leía en niñes, ellos son las pequeñas ventanas de mi prisión, lucecita que veo desde abajo. Son las luciérnagas de verano que me guiaban a casa de chico, son heroicos porque sufrían como todos, pero ellos no buscaban la salida fácil, seguían adelante a pesar de que todo parecía destruirse a su paso.
No se porque noto que siempre hago referencia a mi infancia, quizás (casi seguro) quede en ese lugar de mi vida, donde por alguna cuestión no logre nunca sentirme querido, y ese es un sentimiento que me persigue, es recurrente, pero a la vez me asfixia porque por lo general uno debe vivir solo y la primer persona que debe amarte es uno mismo, cosa que todavía no consigo y a esta altura del partido, no creo que suceda.
Que hacer cuando la melancolía que te agobia, te recuerda que todo tiempo pasado fue mejor y que el presente es tan efímero como el agua que se escurre entre tus dedos, la melancolía es recordarte, es mirarte a través de la venta del colectivo mientras me alejo, es recordarte caminar, es la ternura de tu timidez, acariciarte el pelo mientras dormías, es que busques mi hombro para descansar, es tantas cosas, la melancolía te recuerda muchas veces las cosas que sucedieron, se presenta como una incógnita donde cada uno arma su propia respuesta y se hace dueño de la verdad por un tiempo
Si,la melancolía es esa gran habitación donde habito
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